El laberinto está compuesto por pasadizos y habitaciones intrincadas, ideado para confundir a quien entre e impedir que encuentre la salida. En el laberinto habitaron el Minotauro, Teseo, Dédalo e Ícaro. “En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío”. A veces soy híbrido entre instinto y lenguaje, otras héroe griego, algunas arquitecto de mi encierro y, otras tantas, libertad en caída libre.

miércoles, 22 de agosto de 2007

EL MAR


Imagen: "El seductor" de René Magritte

Azul oscuro, tan sombrío que la luna se vuelve un punto pequeño en medio de un celeste muerto, esbozado entre campos marchitos de algodón.

Todo está oscuro, tanto que el silencio se convierte en espinas que acarician mis ojos. Los espejos del alma son tumbas vacías en mi rostro. La noche va llegando, para recordarme que estoy solo, como si en algún segundo me hubiese atrevido a olvidarlo.

Sal en los labios, de esa que saborea las heridas, que las hace suyas electrificando cada uno de los nervios hasta volverlos tortuosos. Sal de las que se apropian de los cuerpos hasta volverlos estatuas.

El agua tan fría como la ausencia, tan envolvente como la soledad, tan cruel como el silencio. El agua, eterna como el tiempo; y el corazón congelándose en silencios.

Y yo, yo tan solo, tan débil, tan cansado, y tan perdido en medio de este inmenso mar.
Es de noche. No hay luna o, si la había ya se escapó. Hace frío. No sé nadar, y estoy sumergido en el abismo de la nada. Siento el agua rompiendo los poros, incendiando la carne y asfixiando el cuerpo, que ya está muerto. Y no hay nadie cerca para ver como intento flotar. No hay manos que se vuelvan alas, no hay palabras que se vuelvan aliento, no hay miradas que lo digan todo, ni labios que miren mi piel y que la vuelvan viento con un roce.

Estoy en el medio del mar, en el medio de la nada, sin punto de apoyo, ni nada, ni nadie de quién sujetarme. No hay escapatorias. Ni si quiera hay suicidio. No hay nada, sólo dos opciones: nadar creyendo en el azar o entregarse a los profundidades de ese ser acuoso, capaz de llevarse todo y a todos.

Un barco se acerca. Las luces exorcizan la oscuridad del agua y de la noche. Ahora pareciera que seguir nadando, vale la pena. El esfuerzo traerá sus frutos, sí, aunque no crezcan en el mar.

El barco es hermoso, es grande, es la promesa de vida. Pero..., ¿quién está allí?, ¿por qué vienen aquí?, ¿qué quieren de mí?, ¿se puede creer?; es que ¿acaso todavía existe la confianza?

Una mano gentil se estira hacia mi cuerpo que flota. No puedo sujetarla. El miedo me ahoga más que el agua, y la indecisión va pudriendo las células de mi piel. La mano sigue extendida, y yo sigo sin poder moverme del mismo maldito lugar. La mano aguarda unos instantes, comprende que no me moveré de aquel lugar, y el barco arranca para empezar a alejarse.

Y yo veo la noche, y veo como el barco se lleva las luces; y la oscuridad lastima más que la sal; y la sal ciega más que el silencio; y el silencio ahoga más que el agua; y el agua habla más que mi cuerpo. Y el barco se me va, y el cielo se me estrella entre los hombros.
Empiezo a agitar las aguas con mis brazos. Mis piernas se extienden sobre la superficie del mar. Pataleo, con la desesperación del deseo, y avanzo contra las olas. Y no respiro, pero sigo. Y el agua me desgarra la piel, como el viento arranca las hojas. Y me esfuerzo más, y más, y más, pero el barco ya se ha ido y no sé si alguno más vendrá.

La oscuridad ya no es la noche, por que el cuerpo ya no siente nada más que su peso que lo hunde en la infinidad, cada vez más…

Sebastián despierta, sobresaltado, en medio de la noche invernal. Soñó que moría ahogado, que no pudo ser rescatado y que todo lo que se proponía alcanzar se le escapaba como agua entre las manos. Había soñado que moría, y ahora, ya despierto, recordaba que sólo había sido un sueño, pues vivía inmerso en la pesadilla de seguir viviendo.

Música: "Help me warm this frozen heart" de Piano Magic

miércoles, 15 de agosto de 2007

DE CUANDO CERRÓ EL LABERINTO


Imagen: "A materada pier" by Denis Grzetic

Este escrito no es una ficción, sólo algo que quiero expresar y compartir con ustedes, para explicarles, de alguna manera, algo de todo lo que estuvo pasando.
En el texto anterior, me expuse demasiado. El límite entre la ficción y la realidad se había difuminado. Sólo diré que lo único de ficticio de ese relato fue la mención a la Ruleta Rusa. Luego de escribir “La Apuesta”, me sentí muy vacío. Sentí que había dado todo y me frustraba el no poder seguir dando más de estas palabras.
Estuve muy triste. Como siempre, todo se complicó más con mis continuas confusiones, idas y venidas. Necesitaba llorar la nueva pérdida, que se suma a una larga cadena iniciada en Noviembre del año pasado. No tuve ganas de seguir escribiendo, y la inspiración, que más que musa es un demonio, escapó lejos de mí. Todavía me cuesta mucho escribir, sobre todo en el estilo que caracteriza este blog, puesto que seguí haciéndolo en aquel que comparto con amigos. Hoy tengo ganas de volver al laberinto, deseo hacerlo aunque temo enfrentarme nuevamente a mis demonios. Cada texto escrito es una lucha contra todos ellos. La apuesta me ha cansado, espero que este acto de sinceridad me abra las venas para que lleguen nuevamente a ellas, algo de la energía perdida.
Recuerdo que este blog nació por varias razones. Confieso que siempre me gustó escribir, pero nunca lo había hecho de manera sistemática. Pero, en noviembre de 2005, Miriam me comentó de la existencia de su blog, ese que ya no está, y quedó revoloteando en mi mente la idea de tener uno propio. En ese momento amaba, de una manera totalmente nueva para mí, a alguien que fue muy especial y a quien yo quería impresionar. Y así fue como empecé a escribir mis huellas en este laberinto. Decir que lo hago desde un laberinto es una metáfora de lo que es mi mente y mi vida y, aunque este blog es de ficciones, usé muchos de mis sentimientos y experiencias para darles vida a mis personajes muertos.
Una de las grandes pérdidas que sufrí en estos meses transmutados en siglos, fue la de esa estrella que quise alcanzar desde este espacio. Como Ícaro, volé muy cerca del sol, se derritieron mis alas y caí rendido y recluido nuevamente a este laberinto. Seguí aleteando en el piso y encontré en otra persona algo del amor que me infundió de su aliento para seguir escribiendo este año. Pero ya ven, volví a perder y esta vez no pude, o no quise, o no supe seguir.
Repito: estuve triste y cansado de vivir. O tal vez ese cansancio no sea de la vida, por que siempre traté de defenderla, pero sí es de mi vida, que a veces me resulta intolerable. Dije “es” y no “fue” porque todavía no hice cambios drásticos en ella para hacerla soportable. No lo hago por que soy demasiado cobarde y por que me siento débil y vulnerable.
En medio de ese caos de tristeza, cansancio y confusión, me encontraba con mi blog y me enfrentaba a su vacío que es el mío y me lastimaba más. Entrar al de ustedes y verlos desplegar su talento y sentir que todo lo que yo pudiera decir era ridículo, también me incomodaba. Y así transcurrieron los días, con esa apuesta que seguía sin poder ser remplazada por otro texto. Y veía que se acumulaban sus palabras, sus pasos en el laberinto y que yo no podía decir nada.
También me cansé del “sistema” o de la “lógica” de los blogs, esto del intercambio de links y comentarios, de la obligación tácita que se genera de comentarle a alguien que te comenta. Sé que muchos de ustedes no actúan de esta manera, pero hay personas que sí lo hacen. Ahora quiero que me escriba el que quiera y cuando quiera, y que lo haga sin esperar nada de mí. Sólo comentaré a quien quiera, cuando pueda y cuando quiera sin esperar nada de ustedes.
Como verán, me pasaron muchas cosas y pensé mucho en este tiempo. Todo esto se fue acumulando hasta que hice algo de lo que no sé si se enteraron. Una de estas noches discutí con alguien que quiero mucho y, en medio de esa discusión, con todo lo acumulado previamente, mas la irracionalidad del momento, decidí suprimir este blog.
Afortunadamente, minutos después, dicha discusión terminó y pude arreglar lo que tenía que arreglar. En ese momento empecé a arrepentirme de lo que había hecho. Fue triste escribir la dirección de este espacio y comprobar que ya no estaba. El laberinto se había cerrado y yo sentía el dolor de una nueva pérdida.
Hablando con mis amigos Lady y Lolo, me percaté del error cometido. Supe que el laberinto es algo que está en mí y yo estoy en él, y que eso no cambiaba con cerrar este blog. Ojalá fuera tan fácil como eso.
Al día siguiente, volví a enfrentarme con mi error al escribir nuevamente la dirección. Nuevamente hablé con mis amigos y les conté de mi arrepentimiento, aunque ellos ya lo sabían. Así fue como Lolo tuvo la idea de crear un nuevo mail y tomar el dominio que yo había dejado vacante. Charlando con él y contándole lo arrepentido que estaba me dio una muy linda sorpresa al decirme que entrara nuevamente. Así lo hice y descubrí que había una nueva plantilla con un post que decía que el laberinto estaba en construcción. Luego, cambió nuevamente la plantilla, buscó imágenes de laberintos, y diseñó este nuevo espacio que ustedes están viendo. Cuando terminó todo, me dio el nombre de usuario y la contraseña para que empezara a subir nuevamente todos los textos que estaban en este espacio. Finalmente, pude transferir todo el trabajo hecho por Lolo a mi cuenta habitual.
Cuento todo esto por que quiero agradecerle a él y a lady todo lo que hicieron, todas sus palabras, su comprensión, su apoyo y su cariño. Quiero decirles que estoy nuevamente acá gracias a ellos. Y quiero compartir con todos ustedes la alegría que me da de tenerlos como amigos. A ellos quiero decirles que los quiero mucho y también agradecerle a Lolo lo que hizo, por que este nuevo laberinto, que tiene muchas más luces que el anterior, es obra de él. Ahora sólo me resta empezar a dejar mis huellas en este espacio. Espero encontrar las palabras que me permitan volver a ser su dueño.
Quiero pedirles disculpas a todos los que dejaron sus comentarios a lo largo de este año y medio. Al borrar el blog perdí todos sus pasos en este laberinto, y de eso es lo que más me arrepiento por que sé del cariño que había en cada uno de ellos. He deshabilitado la opción de comentar los textos anteriores por que ustedes ya lo hicieron y no quiero que se sientan mal al ver el vacío dejado por culpa de mi irracionalidad e impulsividad.
Estoy empezando a volver a ser dueño del laberinto. Ténganme paciencia, yo sigo yendo y viniendo, alguna vez terminaré de volver. Este acto de sinceridad, es sólo un paso.