El laberinto está compuesto por pasadizos y habitaciones intrincadas, ideado para confundir a quien entre e impedir que encuentre la salida. En el laberinto habitaron el Minotauro, Teseo, Dédalo e Ícaro. “En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío”. A veces soy híbrido entre instinto y lenguaje, otras héroe griego, algunas arquitecto de mi encierro y, otras tantas, libertad en caída libre.

miércoles, 11 de abril de 2007

POSESIÓN


Te deseo por que no puede tenerte. Sé que mañana a la mañana tomarás ese avión y te irás, y yo me quedaré desnudo, vestido sólo por tu saliva, tus aromas y tu recuerdo. Te llevarás mis labios que marchitarán sin la miel con la que me riega tu lengua. Te llevarás la ilusión que me diste y que se derrite con el fuego que encenderemos esta última noche para convertir en cenizas tus sentimientos deshilachados.
Te irás y no podré protegerte de tus temores, de tus fantasmas, de tus deseos incesantes de morir, de los fármacos que anestesian la angustia constante que esculpe la tristeza que embellece tu mirada.
Te acercas a mí. Me traes tu sonrisa tierna, inocente y suspicaz, como si hubieses cometido una travesura por la que no podré reprenderte. Me besás y tu lengua me duele por que anticipo su ausencia. Me desespero. No quiero que me dejes, no quiero que te vayas para no volver. No quiero que te toque ni si quiera tu ropa, quiero que me lleves en cada pliegue de tu piel. Quiero ser el demonio que te posea para que, de tu boca se escuchen mis palabras. Con la furia de mis celos sin sentido, y el deseo de apropiarme de cada centímetro de tu piel, de cada poro que me embriaga con tu perfume de otoño, te arranco las prendas que te visten. Esta última noche te haré escalar cada peldaño de mi cuerpo hasta que alcances el cielo y levites con alas de lujuria y de placer.

La pasión fue irrefrenable. Estuvieron juntos durante horas, jugando con sus cuerpos como si fueran niños descubriendo mundos en dónde alojarse. Inventaron nuevos artilugios para proporcionarse los más exquisitos recuerdos, para dejar marcas que trasciendan el tiempo y la distancia. Dibujaron, con sus lenguas de fuego, huellas en la piel del otro para apropiarse mutuamente de sus pensamientos cuando no estuvieran juntos. Se domaron, se mordieron, gimieron, se aturdieron, se evaporaron.

Caigo rendido en la cama maltrecha, de sábanas desperdigadas, de caos anárquico. Te beso, te acaricio, te arrullo entre mis brazos. Cierras los ojos, me acaricias mientras empiezas a dormirte y yo, te abrazo por la espalda, beso tu nuca y lloro sin que te des cuenta.
Tengo los ojos cerrados. Siento tus lágrimas goteando en mi espalda, la sal de tu tristeza me incendia las heridas abiertas por el pasado. Debo irme aunque no puedas entenderme. Pero, aunque pudiera, (y repito, no puedo), no sé si quisiera quedarme. Esperás de mí algo que no puedo darte y, mis ganas de morir son más grandes que el amor que prometés, deseás y confiás en generarme. Siento tu carga en mis hombros, siento que aunque me vaya lejos, sentiré tus ojos reprochándome el vacío que dejaré a tu lado en la cama. Y yo, yo no puedo soportar esa angustia.
Mientras dormís, buscaré tus pastillas, las disolveré en el jugo de la mañana para que pierdas el vuelo. Al despertarte, descubrirás cuánto te amo por que verás hasta dónde llegué para retenerte. Abro el cajón de las pastillas, saco las cajas y descubro que están vacías. Voy a buscar a la basura y descubro que no las arrojaste. ¡¿Dónde están tus pastillas?! Me sobresalté… ¿y si en realidad mañana no viajabas?, ¿y si en realidad esta era la última noche por que finalmente decidiste morir? El sólo pensarlo me inquietó, empecé a sentirme mal, quise correr hasta la cama para despertarte pero la vista se me nubló, mis piernas se debilitaron, los ecos de mis gritos clamando por tu nombre me sonaron extraños, lejanos y caí…
Yo te avisé, yo te dije que no podría soportar la angustia de tu mirada, de tu espera por mi retorno que nunca se produciría. Sólo puedo matarte para poderme ir libre de vos. Sólo puedo matarte para postergar la muerte asfixiante que me esperaba cuando me apresaras en tus labios. Me diste tu vida, me entregaste tu amor, poseo todo, hasta tu muerte.