El laberinto está compuesto por pasadizos y habitaciones intrincadas, ideado para confundir a quien entre e impedir que encuentre la salida. En el laberinto habitaron el Minotauro, Teseo, Dédalo e Ícaro. “En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío”. A veces soy híbrido entre instinto y lenguaje, otras héroe griego, algunas arquitecto de mi encierro y, otras tantas, libertad en caída libre.

lunes, 12 de marzo de 2007

PARA CUANDO DESPIERTES


Como si todavía te quedaran vestigios de niñez, te me acercas inocentemente, creyendo en lo imposible, y es que, ¿acaso no nos pasa a todos lo mismo? En ese momento, todos creemos que estamos soñando, todos creemos que el otro duerme tranquilo. Pero no podemos engañarnos todo el tiempo, por que siempre llega ese momento en el que la realidad nos aturde con sus gritos y nos golpea autoritariamente, hasta lograrnos despertar.

- ¿Por qué?

- ¿Sólo eso me podés preguntar? Ya sabés la respuesta, entonces… ¿para qué preguntar por qué?

- ¿Por qué?

- Que te lo dije ya mil veces, que es en serio, que no he nacido para vivir, sino para morir más veces que mi recuerdo en vos o en cualquiera.

¿Me podés entender?... Es que ya estoy cansado…, en serio…, estoy cansado… De tanto suspirar me he quedado sin aire, y de tanto llorar hasta el alma se me ha secado. De tanto quejarme, ya no soporto ni escucharme; y de tanto olvidarte sólo he logrado aferrarme a tu recuerdo como si fueras un faro en medio de un inmenso mar y yo un barco que está cansado de tanto naufragar y que navega nuevamente a la deriva.

- Estás frío…Tomate un café, un café calentito como a vos te gusta en estos días fríos y nostálgicos de otoño…

- No, no, que ya ni el café hirviendo puede darme el calor que he perdido, que tan frío estoy que hasta me he quedado sin aliento. Si me tocás te vas a congelar y te vas a despertar, y yo me volveré más piedra que las piedras y más solitario que el desierto.

- Tu boca no tiene el mismo sabor…

- ¿Será que este es el gusto de la muerte? El del último café pudriéndose en mis dientes convertidos en cenizas, mientras mis ojos miran sin ver los gusanos que se devoran mis sueños… Así que a esto sabe la muerte, a olvido eterno, a silencio sin sentido, a ausencia fagocitando células en decadencia.

Como si todavía te quedaran vestigios de niñez, me mirás nuevamente de manera inocente, creyendo en lo imposible, y es que, ¿acaso no nos pasa a todos lo mismo? Todos creemos que estamos soñando, todos creemos que el otro duerme tranquilo; pero no podemos engañarnos todo el tiempo, por que llega ese momento en el que la realidad nos aturde con sus gritos y nos golpea autoritariamente, hasta lograrnos despertar…

- ¡¿Por qué te has muerto?!